La festividad de Todos los Santos, celebrada cada 1 de noviembre, es una fecha especial para recordar que la Santidad es para todos.

En las últimas décadas, la celebración de Todos los Santos se ha visto eclipsada por la festividad de Halloween, originaria de los países anglosajones y que nada tiene que ver con la vida eterna. Aunque ambas tienen raíces ancestrales relacionadas con la conmemoración de los difuntos, Halloween aporta que nuestros niños entren en contacto de una manera lúdica y comercial con el inframundo y el oscurantismo, haciendo hincapié en la muerte y no en la vida.

Sin embargo, la celebración de Todos los Santos va más allá de la diversión y el consumismo. Esta festividad tiene un profundo significado religioso y cultural, y nos invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y la espiritualidad. Fundada en la sangre del martirio de los cristianos perseguidos, nos lleva al mensaje de Cristo de que cada uno de nosotros estamos creados para vivir junto a Dios por toda la Eternidad.

A lo largo de la historia, el arte ha sido una herramienta fundamental para expresar la devoción a nuestros Santos. Las imágenes religiosas, como las esculturas y los cuadros, han desempeñado un papel crucial en la veneración de los santos y en la transmisión de los valores cristianos permitiéndonos conectar con ellos de una manera más personal y profunda. A través de las imágenes, podemos conocer sus vidas, sus milagros y sus enseñanzas, y sentirnos inspirados por su ejemplo.

La festividad de Todos los Santos es una gran oportunidad para reflexionar, para honrar y para contar a nuestros hijos la maravilla de ser hijos de Dios.

                                                                                                   Escaparate Santarrufina Todos los Santos